La
gente no es mala, solo ignorante. El mal solo es la ausencia del
bien, actuar sin tener claro lo que es mejor para ti, para el pueblo,
para todos. De esta forma si la gente es ignorante, no se puede
confiar en ella. Cuando construimos un edificio, no sometemos a
votación entre todos como vamos a hacerlo, sino que designamos la
labor en el arquitecto. Cuando alguien enferma, no discutimos entre
todos el tratamiento, sino que apostamos por la decisión del médico.
¿Por
qué cuando se trata de lo más importante de todo, que es el bien
del país y las leyes que son adecuadas para la convivencia entre los
ciudadanos, dejamos que todo el mundo opine y nos sometemos a la
mayoría y no llamamos a aquél que sabe? Alguien que
tenga bien clara la verdadera idea del bien y de justicia. Que
gobiernen ''aquellos hombres de naturaleza mejor dotada''.
Pero
aquellas noches ya pasaron, y ahora el gobierno de un país es
llevado a cabo por una panda de rufianes y estafadores que roban al
pueblo y utilizan el poder en su propio beneficio. Ignorantes, diría
nuestro viejo griego. Pero quizá los verdaderos ''hombres de
naturaleza mejor dotada'', son estos malvados que nos gobiernan.
Aquellos que han conseguido llegar a lo más alto, no por conocer
mejor la idea del bien, sino por falta de escrúpulos y demasiada
ambición. Quizá es verdad que estamos condenados a comernos los
unos a los otros, como esos lobos pútridos y tenebrosos de los
cuentos que se comen a los ignorantes y desdichados corderos mientras
estos últimos intentan atiborrarse de hierba, a la vez que
''aquellos hombres de naturaleza mejor dotada'' observan como
gorriones en las ramas de un árbol, un mundo cruel, oscuro, malvado,
el cual no tiene solución, el cual solo ellos ven como realmente es,
en el cual han sido condenados a vivir. Por desgracia, quizá la
naturaleza no quiere que el lobo se haga vegetariano, y tampoco
ilumina al cordero para que se dé cuenta de su situación, ni tan
siquiera le da valentía al gorrión para que luche por cambiar las
cosas. Quizá si nuestro viejo griego levantara la cabeza, se la
volaría.