lunes, 20 de abril de 2015

Sobre un viejo que quería justicia, un par de obreros codiciosos y algún que otro rico feliz

Una sociedad, un mundo, que se mueve a golpe de martillo y silbido de soplete, un mundo de trabajo, de producción, un mundo de fábricas, de humo y de cosas que hoy se construyen y mañana se tiran. Solo el dinero mueve los corazones podridos de los habitantes de este mundo cruel y desolado por la codicia y las puras ganas de tener más.


Y aunque todos quieren tener más, hay unos que tienen mucho, y otros que tienen muy poco. Lucha de clases y justicia equitativa son temas que se repiten y que salen de la boca de aquellos luchadores que, como hizo Karl Marx, ven la injusticia en un mundo en el que la mayoría tiene muy muy poco y la minoría tiene mucho mucho. Examinado desde un punto de vista racional, Karl Marx era un verdadero sabio, pues hay suficiente en nuestro triste y oscuro mundo como para que todos podamos tener algo. Y la clave estaría en repartir, en acabar con la clásica lucha de clases para instaurar una dictadura del proletariado fuerte y eficaz que le diera a cada uno lo mismo que a su vecino y convirtiera nuestro mundo en un mundo más justo y equitativo.

Pero quizá el gran Marx, que tan rápido entendió y explicó todos estos argumentos racionales para defender su postura, no se paró a pensar lo suficiente sobre las bases del problema planteado. Me refiero, sin más preámbulos, a la naturaleza no racional del ser humano. Sí, amigos y amigas, me refiero a todos esos factores que nos hacen animales, a todo aquello que nos aleja con mano de hierro de la perfección racional.


Tú, sí tú, mi querido lector, tú te quejas de que cobras menos que tu vecino. ¿Te has parado a pensar en la verdadera causa?. Los seres humanos tenemos esa ambición, y no solo ambición, esa necesidad de posicionarnos por encima del contrario, esa necesidad natural de vernos por encima en un podio, de poder mirar al compañero desde arriba. Todos lo sabéis, esa sensación que avanza desde tu interior y recorre tu cuerpo dándote placer cuando contemplas exaltado la envidia del contrario al verse por debajo tuya.


El dinero existe porque el ser humano necesita competir. Y parece ser que algunos van ganando en esa competición, sea por suerte o por talento, y los tristes obreros observan sus viejos martillos y la envidia carcome sus negros corazones cuando ven al patrón, hasta que llegue el día en el que el obrero clave el martillo en la cabeza del patrón y por fin logre verse por encima de su igual. La revolución del proletariado puede ser una realidad, pero sin lugar a dudas, no será para lograr un mundo más justo o más equitativo, sino para llegar al placer, elemento indispensable de la felicidad humana, y escapar por un día más del sufrimiento mientras ves que los otros se hunden atónitos y tú asciendes.


Viendo las cosas en perspectiva, da la sensación de que el capitalismo es la forma que tienen los ricos de demostrarnos que, de momento, son mejores que nosotros.

1 comentario:

  1. Debes dar un paso adelante y elaborar tus reflexiones sobre conocimientos más y mejor contrastados. Te dejo, como ejemplos, algunas ideas:
    "la clave estaría en repartir, en acabar con la clásica lucha de clases para instaurar una dictadura del proletariado fuerte y eficaz que le diera a cada uno lo mismo que a su vecino" Marx no postula que justicia sea el reparto equitativo de la riqueza , sino que ésta(que es de la sociedad, no lo olvidemos) no sea aprovechada por unos popcos para impedir que la mayoría carezca de ella. de la dictadura del proletariado se ocuparon otros, no Marx. En cualquier caso la lucha de clase no se "quita" para "poner" en su lugar otra cosa. La lucha de clases es el resultado inevitable de la propiedad privada. Cuándo ésta desaparezca la otra dejará de darse porque nadie tendrá la obligación de relacionarse con otro ser humano en esos términos.
    "El dinero existe porque el ser humano necesita competir". El dinero es otra cosa. La supuesta naturaleza humana que hay detrás de esa afirmación, es más que discutible.
    "La revolución del proletariado puede ser una realidad, pero sin lugar a dudas, no será para lograr un mundo más justo o más equitativo, sino para llegar al placer" ¿Justicia y placer son términos opuestos?
    Hay que estudiar filosofía para que nuestra posición intelectual se cargue de argumentos además de emociones

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