También hubo noches de frustración, de verdades reveladas y de
antiguos sabios biólogos. Noches de lectura de libros que
envenenan, noches de algunas preguntas y de pocas pero dulces respuestas.
La pregunta es: Racionalmente, ¿existe Dios? Evidentemente, dijo aquel
fantasma, al principio perseguido, luego admirado, y finalmente
santificado. Aquel fantasma que buceaba sobre libros muertos pero
que hablan de vida, libros escritos para razonar, para explicar, para
calmar ese ansia de conocimiento que debemos a aquel triste árbol
con la serpiente ladina enroscada y los frutos marchitos.
Pues claro que existe. Si Dios no es, nosotros no somos. Ya lo decía
el maestro del gran Emperador. Seres no son si no gozan de materia,
pues solo los maestros que viajan a otros mundos creen en los seres
cognoscibles. Pero una piedra no es, y sin embargo, tiene materia.
También hace falta algo más. Llámalo forma, llámalo alma, llámalo
idea.
Materia + Forma = Ser [Vivo o no vivo (Pensable)]
Así que la ecuación nos dice que para ser, hace falta materia y
forma. El mundo es eterno, la forma es común a la especie, el mundo
está explicado, el ansia satisfecha. Pero nuestro antiguo fantasma
no estaba tan contento. ¿Dónde queda Dios en este sistema? Pues
nuestro fantasma cogió la teoría del viejo maestro, y le dio vueltas, y la golpeó,
y la cambió, y la resquebrajó. Como aquel monstruo que se ofusca en
que la pelota es cuadrada, y la golpea, le da vueltas y la machaca,
hasta que la pelota queda cuadrada.
¡Pero tiene un fallo! ¡Esa ecuación tiene un fallo! Porque hay cosas que tienen forma y materia y no existen. Dónde quedan aquellos seres extintos que yo no veo pero que también son. Aquellos seres no existen. Pero yo existo y tú existes. Eso es Dios. Hay verdades que se ven con el filtro de la fe y otras con el filtro de la razón. Para la razón, quizá Dios no es un ser omnipotente, creador, padre y juez de todos. Para la razón, quizá Dios es la existencia. Para la razón Dios también existe.
Materia + Forma + Existencia (Dios) = Ser (Vivo)
Y ese apretón de manos entre el maestro del gran Emperador y el
padre creador de todos, convirtió al fantasma en un ejemplo a seguir
para aquellos que quieren creer y no pueden. Y aquellas noches de
lectura y de frustración al fin pasaron, y llegó la felicidad. Y
más tarde le llegó la muerte también, y entonces al fin se chocó
con el muro de la verdad, aquella verdad que tanto deseaba. Y no
sabemos si le gustó o no, lo que sí sabemos es que cuando al fin
pasaron aquellas noches de lectura y de frustración, fue de los
pocos hombres que viven, o han vivido, con una felicidad ilustrada.
Original modo de exponer una teoría. Tienes discurso. Me ha gustado mucho
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